miércoles, 16 de diciembre de 2009

LA ESCASEZ ES UNA REALIDAD


Imagine por un instante nuestra vida sin  agua,  definitivamente es catastrófico si hablamos de las consecuencias, el mundo no sólo estaría en caos, los precios a los productos básicos aumentarían considerablemente, se desataría una epidemia de enfermedades infecciosas y la escasez seria entonces la responsable  de la muerte de millones de personas, sin embargo este panorama es tan real y tan cercano que no necesitamos imaginarlo ni esperar mucho tiempo para poder hacer tangible esta situación si  hablamos de que en la actualidad, una de cada seis personas carece de acceso a agua potable.

Las enfermedades vinculadas con el agua provocan la muerte de un niño cada ocho segundos y son la causa del 80% del total de las enfermedades y muertes en el mundo
Más de 2.400 millones de personas no disponen de servicios de saneamiento adecuados, y más de 100 millones están afectados por malaria, una enfermedad provocada por la ingesta de agua contaminada y que cobra la vida de  más de 2 millones de niños al año.

A pesar de que el mundo esta formado  por 70 por ciento de agua, únicamente el 1 % es utilizado para el consumo humano, de esta cantidad la contaminación día con día esta generando problemas mas severos, ya que  más de 90 kilogramos de contaminantes es vertido en las aguas subterráneas cada día, la agricultura se ve directamente afectada ya que se utilizan aguas negras para el riego lo que ocasiona múltiples enfermedades de gravedad para el hombre
En nuestro país existen zonas en las que no se cuenta con el servicio básico para consumo, en países en vías de desarrollo las mujeres y niñas tienen que caminar por lo menos 6 kilómetros al día hasta pozos de agua o ríos,  transportando 20 litros de agua.
La concientización es una labor titánica, por ejemplo el sólo hecho de tener una gotera en casa al parecer mínima, inofensiva e insignificante provoca que  se desperdicien 30 litros de agua al día, el problema se agrava cuando pensamos en todas las personas que tienen una gotera en casa y pasan meses sin repararla. El sólo hecho de levantarse por la mañana, bañarse, lavarse los dientes,  y hacer el café para desayunar, se gastan  60 litros, y es a penas el comienzo del día. Las investigaciones nos dicen que 60 litros son los que necesita una persona para su uso y consumo diario son embargo actualmente por persona se triplica esta cantidad llegando a utilizar más de 200 litros diarios.

El problema se ve aún mayor si hablamos que de seguir con la gravedad de estas acciones se corre el riesgo de privatizar la producción de agua potable, lo que implicaría el aumento del precio considerablemente debido a la generación de productos hidráulicos, la distribución y fijación del precio,  esto desencadenaría crisis y más pobreza.

Se calcula que un 20% del incremento de la escasez mundial de agua obedecerá al cambio climático, es urgente tomar conciencia, y medidas necesarias para tratar de contrarrestar los problemas a los que hoy nos enfrentamos y que son ya una realidad el agua en verdad es el principio y fin de nuestra naturaleza.

martes, 1 de diciembre de 2009

EL RESPETO

La palabra respeto está de moda.  La escuchamos en el mercado, en los discursos, en las convocatorias, en las iglesias, en todas partes.  Todos hablamos de tolerancia y respeto, queremos sentirnos personas cultas y educadas, que no reaccionamos con violencia ni grosería cuando alguien piensa o actúa de manera distinta a nosotros.

Pero, ¿cómo reaccionamos cuando alguien nos afecta a nosotros directamente?  ¿Dónde quedan la tolerancia y el respeto cuando el carro de adelante no arranca inmediatamente después de que ha cambiado el semáforo?  ¿O cuando aquel que desesperado porque está en una emergencia, nos corta el paso en el tráfico?  O para ser más realistas cuando nuestra hija decide salir con alguien que no nos gusta.

Yo pienso que en realidad el respeto del que tanto se habla funciona, siempre y cuando no se metan directamente con nuestros intereses.  Es una especie de pacto: si tú no te metes conmigo, yo no me meto contigo.  Pero hay algo más completo que la tolerancia, el respeto es más rico y completo en su significado, implica entendimiento, comprensión y una gran porción de amor.  El respeto exige la comprensión del otro.  Ponerse en sus zapatos, implica tratar de comprender su posición.  No basta solamente con no agredirlo o ignorarlo, implica escucharlo con atención y sin el ánimo de cuestionar sus ideas y abiertos inclusive a aceptar la posibilidad de replantear las nuestras.

El respeto hace una diferenciació n total entre la persona y lo que ésta piense o diga en un momento dado. Nos lleva a aceptar nuestras diferencias personales, recordando que cada uno de nosotros tiene derecho a ser quien es.  Debemos recordar que cada ser es único y esta hecho a imagen y semejanza de Dios, por lo tanto merece nuestro respeto y consideración.  Podemos fortalecer el respeto, aprende a escuchar.  Miremos con respeto a todas las personas que se cruzan en nuestro camino detengámonos unos segundos para saludarlas, mirémoslas a los ojos y deseémosle un buen día, o simplemente démosle las gracias con sentimiento. Deseémosle lo mejor desde el corazón.

Tomemos la decisión de aprender. El que cree que ya lo sabe todo está estancado.  El mundo cambia continuamente y nosotros con él, y cada persona o situación que se presentan en nuestra vida son oportunidades para aprender y crecer.  Colócate en los zapatos del otro. Nadie hace cosas por fastidiar al otro; tú no sabes la situación difícil que otros pueden estar viviendo. De vez en cuando es necesario que trates de pensar y sentir como lo está haciendo la otra persona; es decir, desde su punto de vista. Extender nuestra comprensión hacia los demás, implica volvernos más compasivos.

No seas intransigente. Que alguien tenga un defecto, que diga o haga cosas improcedentes no lo condena como persona, siempre podemos recapacitar o cambiar nuestra actitud o comportamiento. Por lo tanto, no rechaces, discrimines o maltrates a otros porque no hacen lo que tú deseas o esperas, ten más paciencia y comprensión.  Nadie es más ni menos que tú. Sólo somos diferentes en lo personal. Llegamos a este mundo con limitaciones y condiciones más o menos difíciles para superar, resolver y de las cuales aprender, en eso radica todo. Acepta a los demás con sus defectos y cualidades sin juzgarlos con ligereza.

Enseña a tus hijos con el ejemplo. Recuerda que es durante nuestra primera infancia, cuando comenzamos a incorporar los valores esenciales. En el proceso de enseñar a tu hijo como vivir, tu ejemplo es determinante. Eres tú quien enseña a tus hijos a través del respeto hacia ellos, de qué manera ellos te respetarán a ti y a otros. La próxima vez que vayas a entrar a su cuarto, toca la puerta antes de hacerlo; de esa manera, él tocará a tu puerta antes de entrar.

Cuando vivimos con respeto hacia los demás, nos volvemos más tolerantes, pacientes, comprensivos, cumplidores y responsables de nuestra participación en el mundo, y cuando nos volvemos respetuosos de nosotros mismos, establecemos límites con seguridad, nos valoramos más y confiamos en nuestra capacidad.

Maytte Sepúlveda